lunes, 17 de septiembre de 2012

¿Otra vez por aquí?

Te hacía lejos, muy lejos. No pensé que fueras a volver y, la verdad, he de confesar que gran parte de mi felicidad se debía a ese sentimiento de pérdida. Paradójico, ¿no? Pues sí, la pérdida puede ser buena. Cuando sacamos de nuestra vida personas tóxicas, malos sentimientos y en general todo aquello que nos pone la zancadilla en el camino a la felicidad (porque incluso cuando estoy abajo soy consciente de que la meta es la felicidad, de eso no hay duda). Cuando vamos al contrario que el resto de la gente, cuando mientras ellos se estresan y enfadan nosotros sonreímos y ayudamos a los demás, en esos momentos nos acercamos a la felicidad.

Ahí estaba yo, pero has vuelto. Y no te quiero conmigo, no en mi vida, no ahora. Vete por donde has venido que yo, voy a comerme una pizza a tu salud mientras veo cómo caminas hacia el horizonte.

domingo, 9 de septiembre de 2012

Estereotipos

Quiero hablar de lo que toca, de lo que no debería pasar pero pasa, de aquello que siempre pensamos que les pasa a otros y al final nos toca vivirlo en carnes.

Los estereotipos son a menudo también ciertos como la vida misma. Por ejemplo, el que viene al caso es el “demuestra y haz saber a los tuyos lo mucho que los quieres y aprecias porque nunca sabes cuándo será la última vez que los verás”. Vale, todos lo sabemos y hasta lo hemos aconsejado alguna vez sin ser realmente conscientes de que no teníamos ni de lejos interiorizado lo que esto significa. Así sucedió.

Quién me iba a decir que la última vez que la vería sería fugaz y, sin tan siquiera pensar en que podría no haber más encuentros (por qué pensarlo, ¡eso nunca me pasa a mí, sólo les pasa a los demás!) nos despediríamos con un vago “hasta luego”. Ahora no está. No volverá nunca a salir ni entrar por esa puerta, y la sensación que queda es tan extraña, el sentimiento tan doloroso, que no se llega a asimilar nunca. No es la primera vez que me pasa. Con el “ya llamaré” vas dejando pasar un tiempo valioso que ni siquiera valoras. De hecho, lo haces porque no lo valoras. Pero cada minuto cuenta, cada segundo con alguien ha de ser vivido como el último. No hay peor dolor que vivir con arrepentimiento y/o con el sentimiento de que algo quedó en el tintero.

Vivid como si tras cada segundo no viniera otro más; aseguraos de que los vuestros saben lo que pintan en vuestra vida, porque quizás no haya más oportunidades de decirlo y demostrarlo.

Donde quiera que estés, DEP P.